Me enteré por ALT1040 de el Gran Desafio Tantra (en inglés) (Traducción automática de Google).
No tiene desperdicio (traducción libre con ayuda de Google pero modificada):
India TV, uno de los más importantes canales de la India con alcance nacional, invitó a Sanal Edamaruku, presidente de Rationalist International, para un debate sobre "Poder tántrico vs ciencia". Pandit Surinder Sharma, que dice ser guía de políticos de alto nivel y es bien conocido por su programa de televisión, representó la otra parte.
Durante la emisión el Pandit afirmó ser capaz de matar a cualquier persona con magia negra en tres minutos. Sanal lo desafió a internet matarlo.
Pandit lo intentó. Canto mantras. El tiempo pasó, el programa se alargó y nada. Pandit cambio de técnica, rociandole agua, haciendo pases con un cuchillo, frotandole la cabeza y presionandole la frente... cuando le presionaba los ojos le recordaron que el asunto era que lo matara con magia, no con fuerza bruta.
Tras dos horas de payasadas Pandit negándose a admitir la derrota, intentó la excusa de que a Sanal le protegía un dios muy fuerte, a lo que sanal respondió "No, yo soy ateo". Pandit intentó librarse aludiendo a una infalible magia negra especial para destrucción definitiva que solo podía hacerse de noche, con tan mala suerte que tanto Sanal como la televisora estuvieron de acuerdo en realizarlo.
Al caer la noche, Pandit y dos ayudantes advirtieron a Sanal que una vez invocada no había paso atrás y moriría dolorosamente en tres minutos. Sanal les invitó a proceder y empezaron su rito. Cantaron mantras, hicieron fuego, le hicieron pases a Pandit y a pesar de las advertencias del conductor del programa varias veces trataron de recurrir a la fuerza. Nada. Cambiaron de rito: escribieron el nombre de Sanal en un papel, lo rompieron en pedazos pequeños, lo sumergieron en una olla con aceite hirviendo que arrojaron espectacular mente al fuego. Nada. Nuevamente cambiaron: Hicieron un muñeco con harina de trigo y polvos misteriosos, pidió a Sanal a tocarlo. Sanal lo hizo. Pandit traspasó con clavos la masa, y luego la cortó salvajemente con un cuchillo y la tiró en el fuego. En ese momento Sanal debería haber desaparecido. Pero no lo hizo.
Ante millones de personas frente a sus televisores el poder tántrico había fracasado miserablemente. Esa noche, una de las supersticiones más peligrosas y ampliamente difundidas en la India sufrió un duro golpe.
A Pandit nomás le faltó intentar un Kame-Hame-Ha
Pues ese Sanal es mi héroe. Hace falta ser muy colmilludo para provocar que ese tipo de gente haga el ridículo en TV en red nacional...
Haría falta desenmascarar a unos cuantos embaucadores y desmitificar algunos ritos y creencias de por aquí...
Categorías: Religión.
Etiquetas adicionales: tantra, Sanal Edamaruku, ciencia.
2 comentarios:
Qué onda con esos Kamehas...
Bueno, eso me recuerda un poquitito cuando el investigador James Randy desafió (en términos menos macabros, eso sí) a un tipo que adivinaba cartas sin verlas porque tenía poderes psíquicos. Resulta que cometió más errores que los que se hubieran podido cometer en promedio adivinando las cartas por puro azar.
Randy concluyó entonces que a lo mejor el poder del tipo consistía precisamente en equivocarse más de lo humanamente posible.
Santo remedio.
También recuerdo aquella vez que en el ITESO invitaron al doctor Masaru Emoto, ese que afirma que se puede descontaminar agua puerca lo suficiente para beberse tan sólo si tienes pensamientos positivos en junto al vasito que la contenga. El resultado fue que rodaron cabezas (de los fulanos que lo invitaron).
Para que se acabe de notar mi inexperiencia en blogger, voy a poner todo el link de un minipodcast que al respecto grabó mi querido Capitán Quasar.
http://www.wildvoice.com/nexus30/Posts/EL-SISMO-PROFETIZADO-4-2007-05-26
Los Kame hame has... este... ¿debrayé?... no sé... creo que hace tiempo que buscaba pretexto para ponerlo ;)
El James Randi (con i latina) es otro grande... segun recuerdo tiene un desafio de un millón de dólares... y un monton de demandas con el estafador doblacucharas Uri Geller.
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