Mi Día D por fín llegó. Quizá exagero, pero era un día largamente esperado, a la vez que temido.
Después de varios años, renuncié a mi trabajo. Hice mi carta, hablé con mi jefe inmediato y con el administrador de la emporesa. Todavía trabajo hasta el 31, pero me voy.
Siento miedo, nervios, pero a la vez tranquilidad, alivio y alegría.
Ahora, a hecharle ganas al proyecto.
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2 comentarios:
De modo totalmente anacrónico, pero bue...
¡Felicidades! (porque no me negarás que eso te hace feliz). Y mucha suerte.
Ruben:
Efectivamente, me hace felíz, y mucho... aunque parece que trabajaré una semana más, porque me estan ofreciendo una buena lana por 7 días más.
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